El
significado del mito: lecturas
críticas
Teorías y teóricos. Pensamientos que dejan correr tinta sin encontrar –por suerte- un punto final. Y digo “por suerte” porque si hay algo reconfortante es leer el diálogo de distintos pensadores. Son infinitos los temas que dan lugar a interesantes debates a partir de diferentes perspectivas. Eso mismo: se trata de “formas de mirar”, con lo cual –como veremos más adelante- muchas de las discusiones en torno a distintos temas –creo- no depende tanto de lo que se dice sino de cómo recepciona el lector aquello que lee.
Y
hay algo más. Tal vez sea una obviedad
pero me permito explicitarlo: ninguna forma de pensamiento es más o menos “correcta”
que otra. Todas han contribuido en provechosas referencias y reformulaciones
que han hecho de las precedentes ideas indispensables eslabones de partida. Necesarios
eslabones en esa maravillosa evolución teórica. Y me viene a la mente el genial
De Saussure, quien –como todo estructuralista- ha sido el blanco de muchos
embates de posteriores detractores. Pero, nada de lo que hoy leemos sería sin aquellos
lúcidos teóricos. Nada hubiese sido sin el estructuralismo.
Y
entonces pienso en el tema del mito, tan presente
en estudios literarios,
psicológicos, etnográficos, antropológicos y por qué no en la vida cotidiana. Indagar
sobre mitologías nos abre caminos hacia distintas teorías y lúcidos pensadores.
Entre ellos, no podría dejar de mencionar a un referente en el tema: Levi-Strauss,
cuyas ideas abrieron los ojos de muchos jóvenes en la década del sesenta.
Octavio Paz y José María Arguedas son referentes literarios que podría recordar
ahora como ejemplos.
Y
hay una cuestión importante que nos exige hacer una salvedad: cuando de lecturas
teóricas o formas de pensamiento se trata, es necesario tener en cuenta que
detrás de esa lectura hay un sujeto real, de carne y hueso, atravesado por una
ideología y un contexto social que indefectiblemente lo determina. Si se
quiere, condiciona la manera de leer y de interpretar esos sistemas de
pensamiento que se erigen frente a sus ojos.
Por
qué digo esto. Porque no es lo mismo leer a Levi-Strauss hoy que leerlo cuando
se comenzó a descubrir, en una época en
que América Latina estaba pincelada de ideas marxistas, que no era entendida sólo
como la Ciencia de la Revolución sino más bien la Ciencia de la Historia. La
Historia y lo histórico tiñendo la realidad. Esto no es un tema menor, porque quien decide
leer la teoría encorsetado en un limitado punto de vista, corre el riesgo de malinterpretar
y distorsionar ciertas teorías. O crear otra distinta de la original. Es
entendible: no sabe correrse de esa limitada manera de leer, Y me refiero a esos
adeptos a la Historia. Veamos un ejemplo. Hay un concepto de Levi-Strauus que
opone “sociedades calientes” versus “sociedades frías”. Estas últimas son
aquellas que en realidad estarían reproduciendo un modelo originario, por eso
se pueden interpretar como más tendientes a la estabilidad y la resistencia al
cambio. Por otro lado, las “sociedades calientes” serían aquellas que se
recuestan en el conflicto y es ese su motor de funcionamiento, van detrás de
ideas de progreso y desarrollo. Como las sociedades occidentales, si se quiere.
¿En qué trastabillan los que leen esta teoría desde un punto exclusivamente histórico?
En que interpretan “sociedades calientes” vs. “sociedades frías” como “más
históricas” y “menos históricas”. Valga limitada observación. Sea como sea una
sociedad (más o menos propulsora del cambio) siempre está atravesada por la
historia, siempre construirá y será construida por ella.
Y
volvamos entonces al mito y a esa manera de leer la teoría.
Cuando
Levi-Strauss estudió el mito desde una perspectiva estructural (según los
elementos que se combinan en el mismo de una manera más o menos fija) fue el
blanco de las críticas –como ha pasado con otros estructuralistas- por
considerar esa manera de análisis como una forma atemporal, negadora del
contexto y totalmente desencontrada con el evento histórico. De ahí es que haya
surgido esa dicotomía (tan difundida todavía en la escuela) de que el mito es
ficción y la historia es el hecho real.
Más
allá de todo, ateniéndose a la primera acepción de la palabra mito que establece la
RAE como Narración
maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes
de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o
grandes acontecimientos de la humanidad, creo que en esa “interpretación”
hay una conciencia de un sujeto que se encuentra situado en un contexto y está
inmerso en un proceso histórico. Por lo tanto, no habría que pensar el mito por
un lado y la historia por el otro, sino más bien, como pensaría en sus últimos
años Levi-Strauss, la historia también sea una forma de mito. Por qué separar. Seguramente
coexistan en una comunidad una conciencia histórica y una conciencia mítica. Y como
diría Jonathan
Hill (2) "tanto la historia como el
mito son modos de conciencia social, a través de las cuales la gente construye
marcos interpretativos compartidos”
2) Rethinking
History and Myth.
Indigenous South American
Perspectives on the Past (1988)
citado en la bibliografía que se ha tenido de referencia para el presente artículo:
Camacho Pineda, Roberto, Levi-Strauss y
la Historicidad del Mito. Bogotá.
Malagué
(2010)
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